En una playa de color oscuro, con un frío del que prefiero no acordarme, tuve mil calambres. Mis lágrimas se refugiaron con las miles de gotas que se perdieron entre todos. Mis ganas descendieron y mis manos solo querían que nunca acabara. En mayo todo era posible, en julio...
Pasaron miles de segundos hasta que hoy fuera otro día, ha pasado tiempo desde los primeros errores. No teníamos nada, solo promesas, todavía sin cumplir. Cuando el silencio se convierte en gritos es una pesadilla. No tengo derechos ni jamás creo que los tenga.
Miran al cielo y piden un deseo, contigo la noche más bella, amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella. Cartas que nunca se envían, botellas que brillan en el mar del olvido. Nunca dejes de buscarme, la excusa más cobarde es culpar al destino.
Ella soñará un verso que nunca escuchará, ella soñará un viaje y no habrá despedidas. Crecerán y en la espuma del tiempo se deshacen sus sueños, no quedará ni un recuerdo ni en la noche un lamento, quizá una leve herida que lavará el olvido. En las noches vacías que todavía regreso, todavía me arrepiento y detrás de cada huida estabas tú.
Hace mucho tiempo que llevo guardándome palabras bien dentro de mí, aguantando lágrimas y disimulando sonrisas. Hace casi toda una vida que me parece conocerte.
Antes de rendirnos fuimos eternos.