Todo río vuelve a su cauce.
''El amor es lo único que puede leerse en los ojos de una persona.''
Sigue mintiéndote durante los años que hagan falta, sigue confundiéndote. Sigue creciendo, nunca pares de crecer.
Que no se note.
Por nuestro tiempo.
He vuelto a retroceder tiempo atrás y todo gira alrededor de las mismas preguntas. Envolverse en asuntos propicios al desastre es mi continua condena.
He recordado como desayunábamos como si nos halláramos con desconocidos, he recordado como tu sonrisa escondía mil lágrimas, he recordado que solo la noche se comparaba a pensamientos tan oscuros.
La situación en la que nos sumergíamos cada día de verano era terrible y en ocasiones, escalofriante. Elegir entre nuestro principio o nuestro fin, elegir entre deseo y justicia, elegir entre la ambición y la tristeza.
¿Acaso se ha podido penar de muerte a alguien que solo desea vivir? Eras locura y alegría, eras peligro y deseo. Escuchar tu voz se convierte en deseos de destrucción masiva. Escuchar tu nombre es como luchar contra el tiempo.
Y en el retrovisor de un coche, entre los pitidos de mis oídos y los murmullos de la gente, solo podía escucharte a ti, aunque no hablaras.
Myself.
Desgraciada, déjate de locuras, ten por perdido ya lo que has visto morir. Brilló por ti el sol hace tiempo, cada vez que acudía donde ella me indicaba, aquella que quisiste como a nadie se quiso. Brillaron, sí, por ti soles esplendidos. Pero ella ya no quiere. Tú no quieras tampoco, ya nada puedes. No persigas a la que te rehúye ni vivas infeliz. Resiste y tente firme. Adiós, aguanta tenaz. No te va a rogar ni a requerir en contra de tus ganas. Pero tú has de sufrir cuando nadie te implore. Sé que me refiero a mí misma. Ella ya no ve tu reflejo cuando se mira en el agua, has desaparecido y ya eres lo perdido. Qué capacidad de convertir a alguien en palabras, cómo un simple y amargo fragmento de tu vida puede representar el amor más vivo que nunca existió. Quién se te va a acercar? A quien parecerás preciosa? A quien vas a querer? Y a quién se dirá que perteneces? A quién vas a besar? De quién serán los labios que tú muerdas? Resiste, María, aguanta. Todo llega despacio, todos tienen lo que se merecen.
La pasión.
Igual a un dios me pareces, o más que un dios - si eso se pudiera -
aquella que frente a ti se sienta y nunca deja de contemplarte y de escuchar
tu risa dulce. Y esto a mí, desgraciada, me arranca los sentidos.
Pues tan pronto te veo, nada de voz me sube hasta la boca, la lengua se entorpece,
un fino fuego va manando por dentro de mi piel, me zumban los oídos
y mis ojos no ven nada, solo a ti.
De los miles de besos.
Los soles pueden irse y regresar,