Quise borrar mi memoria, odiaba todo los colores y números, odiaba incluso a los Red Hot. Tenía el corazón en un puño todos los días. Llorando y gritando iba a sitios y perdía el control, lo perdía hasta que me encontraban y eso que no quería que nadie me buscara.
Hoy me alegro de todo lo que fui porque nunca dejé de ser yo misma aunque criticaran mis maneras. Hoy me alegro de no perder la memoria, de seguir escuchando a ese grupo y las mismas canciones. Ahora sé que soy tan fuerte como me hicieron, tanto como tú querías que lo fuera.
Y el peor final de todos los finales es cuando al punto final ya no le quedan dos puntos suspensivos.
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